Duck Hunt y otros poemas de 8 bits
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Aureliano Carvajal
Duck Hunt
Mi hermano recibió una zapper en navidad.
Seguimos al sabueso, un perro grande y café
que lame del estanque a las libélulas
y olfatea el sendero de los patos.
Predican los insectos, miro al lago
a esta hora el agua es cielo,
su ojo de algodón azul es un sartén de tela
que llega a mis tobillos como espuma.
La pareja en el bote, el pescador que no se ve,
los que sueltan sus mochilas cuando escuchan los disparos
mientras mi hermano y yo de pie frente a un penacho
de graznidos; cae un pato otro después
el perro beisbolista los atrapa
¡allá está entre los juncos!
agitándolos como maracas amistosas.
Y cuando yo disparo
pero no le doy a nadie y el perro carcajeándose
como caricatura hasta que llega mi madre
a desconectar todo –¡Les dije que[…]

Ice Climber
Lo primero que vemos es una berenjena,
la suben prisionera unas garras insaciables;
las alas encienden la montaña.
Es de noche, solamente se escucha–
Un momento,
tus binoculares te dejan ver lo siguiente:
acortando la distancia
suben 2 esquimales con saltos estupendos,
como si cada salto, y de hecho cada salto–
El pájaro difícil de nombrar ahora está muy lejos
pero los esquimales
corren brincan parten el hielo y suben.
Cuando Topi aparece por la izquierda
van para la derecha
se escapan de tus lentes,
los encuentras detrás de Topi –
las botas derrapándose dramáticamente
las manos sosteniendo un mazo enorme.
No es la primera vez que les roba comida,
aquellas dos figuras
estuvieron saltando lo mejor que pudieron;
los vienen persiguiendo unos pichones
mientras
su madre escapa con
la cena.

Todos en este poema tienen hambre.
Los osos llegarán si no se apuran, se tragarán el suelo hasta no dejar nada debajo;
los osos llevan puestos lentes negros, juraría que lucen elegantes.
Desde lejos parece una luciérnaga,
solamente se escucha su aleteo.
Con tus binoculares lo ves todo:
zopilocondorfénix en la cima y
llegan los esquimales, parka color azul y parka rosa;
la montaña ocultó huertos en su rostro:
berenjenas zanahorias
calabazas pepinos
lechugas tomates
maíz
se necesita mucha fuerza para escalar con tanto.
Y miraron al cielo y tú también miraste:
Zopilofénixfuego
ya sin la berenjena.
Están en lo más alto,

con atención escuchas sus pulmones,
y nadie más que tú pudo observar
el explosivo impulso,
se rompieron sus huesos y los de la montaña
y qué salto
su sangre ebullía tal como ahora
elevándose en medio de tus binoculares
6 19 metros 30 metros
sus manos convertidas en mandíbulas,
sus rostros deformados por la fuerza y el frío.
Hay una pausa muy breve.
El pájaro chilla como un incendio,
es un pequeño sol que exhala plumas
abanica sus alas sin lograr desprenderlos
les tira vegetales, les tira sus
mazos los zarandea
no hay forma de saber a dónde irán
ni quiénes eran
la fogata crepita detrás de ti
de frente se deshace la montaña.

Donkey Kong, Nueva Donk
Sólo se escuchan percusiones antes
de que caiga la noche
y cuando lo hace
los edificios prenden sus trompetas
y 100 o más trombones acompañan.
Se están peleando un chango y un plomero
¿o era carpintero? No estoy seguro.
Un saxofón me lleva por la quinta avenida y calle Dixie,
tarola, impaciente contrabajo,
hi-hat y en esta esquina a la derecha
allá se ve lejísimos el ayuntamiento
¡es un gorila!, gritan en la radio,
parece que le sobran barriles allá arriba.
Un solo de timbales sacude Nueva Donk
el reportero estalla:
“Estoy en el epicentro del sonido:
alcanzo a ver un hombre
de overol y bigote clarinete
subir por la estructura colapsada.”
Marca el ritmo una clave y le siguen las maracas
de acero es la estampida de los tambos,
el atlético piano de las prisas
comienza a escucharse desde el fondo
regresa el contrabajo, el hombre de bigote
salta un tambo a la vez y después otra vez
brinca 1,
2,
3,
se incendia el rascacielos.
Trompetas lumbre desvarío asombro
asombro por el hombre de bigote:
¡Salta hombre salta ahora, salta hombre salta ahora!,
se arma el edificio con tus saltos,
se alocan los dorados de la orquesta,
solo de batería.
¿Qué sucederá ahora?
¿Salvará a la cantante de la banda?
¿En qué piensa el gorila que arroja los barriles?
estallan las trompetas
y se callan.

* * *
AURELIANO CARVAJAL (Ciudad de México, 1986)
Estudió la carrera de Literatura y Ciencias del Lenguaje en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Su trabajo ha sido publicado en diversas revistas de México y Estados Unidos como Círculo de Poesía y Río Grande Review. Obtuvo en 2014 la beca Interfaz ISSSTE-Cultura. Actualmente participa en Venti Deus, campaña en vivo de D&D en español.
