Lombriz
Compartimos con nuestros lectores una minificción extraordinaria, escrita por Brenda Cristina Rosas, en la que dialogan aspectos tan contradictorios como la inocencia y la crueldad.
Brenda Cristina Rosas
Aplastaba las lombrices con las manos. Disfrutaba sentir cómo los diminutos cuerpos se retorcían entre sus dedos hasta convertirse en una masa viscosa y gris que despedía una lejano olor a saliva mezclada con tierra, y que luego limpiaba restregando las palmas en el pasto.
Su madre lo llamaba poco después para entrar a comer y el mundo de los gusanos quedaba atrás, en la jardinera de su abuela. A veces se preguntaba si las lombrices sentían dolor y pensarlo le producía alegría, como si al aplastarlas pudiera dominar su vida.
Cincuenta años más tarde, mientras aguarda el vagón en una estación del metro, piensa en el acusado al que acaba de condenar a treinta años de prisión por homicidio y no puede evitar el recuerdo de las lombrices, ese microscópico dolor bajo las manos de un niño de seis años.

Brenda Cristina Rosas (Ciudad de México, México, 1998).
Es Licenciada en Letras Inglesas por la UNAM. Ganadora del Premio 55 de Punto de Partida UNAM en la categoría de Minificción. Ha publicado ensayos, cuentos y reseñas en Rio Grande Review, Punto de Partida, Ágora COLMEX, entre otros.

